La tarea de mantenimiento siempre debe ser continua, con la finalidad de asegurar la óptima operatividad de los equipos de confección. En tal sentido, el mantenimiento diario es un paso fundamental.
En máquinas de coser (plana, remalladora, ojaladora, recubridora, etc.), dependiendo del tipo de máquina y la carga de trabajo a que se halle sometida, ya sea por la fuerte acumulación de pelusas o por la elevada velocidad de costura, deberá echarse una gota de aceite en la pista del garfio cada vez que se cambie de bobina, excepto en la máquina de lubricación automática.

Además, no se olvide:
- Limpiar con una brocha o pincel todos los residuos de pelusa en: dientes de arrastre, garfios y bobina.
- Limpiar con un paño los restos de polvo o pelusa del cabezal y mesa.
- Revisar el flujo de aceite de la máquina en el visor.
- Colocar una tela debajo del prénsatelas dejando la aguja clavada.
- Después de cada jornada colocar a cada máquina su funda correspondiente, así como desenchufarla.
- En el caso de las planchas revisar el nivel de agua de los calderines (depósito en el que se acumula y calienta el agua en un termo eléctrico) antes del encendido y emplear plantillas aislantes para no quemar las fundas.
- Avisar de cualquier desperfecto o avería que se produzca durante la jornada de trabajo.
- Reponer cualquier consumible que se agote durante la jornada de trabajo. Al finalizar la jornada, el taller debe quedar ordenado y limpio.

Adicionalmente, no se olvide de estos pasos:
- Se pueden emplear limpiadores domésticos para la limpieza de las superficies exteriores.
- Utilizar siempre los protectores de goma para proteger las plantillas y las fundas de las planchas.
- Los pinceles permiten limpiar sin ensuciar tanto como el aire comprimido.
- Jamás dejar el equipo con una aguja rota o despuntada.
Fuente: Rebeca Souto.